No estoy gorda ni estoy flaca, soy más bien término medio. Una vez leí un cuento de una escritora chilanga que hablaba de lo mediocre que se sentía porque siempre queda a la mitad de todo: ni tan fea ni tan linda, ni tan rica ni tan pobre, ni tan exitosa ni tan fracasada, ni tan feliz ni tan desdichada… en fin, me identifiqué con ese texto. De repente me siento a la mitad de todo y por eso me siento mediocre [además de patética como ya he escrito en otras ocasiones]. La cosa es que quiero adelgazar pero dejar de comer es un gran sacrificio. Bueno, ya estoy comiendo menos y dizque sanamente (no sodas, no pan, no comida rápida chatarra, no frituras).Cuando entré a la universidad pesaba 38 kilos (y mido 1.49 mts así que no me veía enferma ni nada de eso) y ahora peso como 10 kilos más, que de todos modos no es tanto (dicen). Y a veces hasta me siento mal de ser tan “superficial”, porque la mayoría de mis amigas son llenitas y por eso hablar con ellas de que quiero bajar de peso es imposible, porque me consideran “delgada”. Yo, por mi parte, a veces me siento un marrano, pero sólo yo lo veo así (lo cual es obvio porque sólo yo sé lo que es vivir en este cuerpo y sólo yo me doy cuenta de cuando alguna prenda ya no me favorece).
Es que en este mundo tan desigual a las mujeres se nos ha achacado eso de la “perfección” mientras que los hombres parece que pueden ser como sea, se les perdona si son gordos, flácidos, feos, desarreglados, de mal gusto… Pero a las nenas se nos critica tan duramente si somos cualquiera de esas cosas, en especial otras nenas que nos juzgan en la calle. Es mucho estrés. Superficial si quieren, pero estresante de todos modos.
¡Ya no quiero estar sumiendo la panza para aparentar delgadez, ya no quiero tener panza y punto!